“En los primeros meses, el
general Huerta recibía a los Ministros y al público en su casa de la calle
Liverpool en las mismas horas de la mañana hasta eso de las diez; luego salía a
dar un paseo en automóvil; entre doce y dos de la tarde generalmente, asistía a
Palacio, a donde volví casi siempre a las seis y, por último, en la noche,
nuevamente podía vérsele en su domicilio; pero en los últimos meses, el automóvil
fue una obsesión del presidente ; allí despachaba, allí recibía hasta ministros
extranjeros y comisiones de las Cámaras, allí firmaba y allí solía comer. A
Palacio no volvía jamás, en su casa no se le encontraba nunca, ya hasta para nosotros
los ministros constituía una tarea pesadísima y ardua encontrar al presidente.”
Memorias del Lic.Querido Moheno, Secretario de Relaciones Exteriores
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