BLOG DE ADRIAN CRUZ MARTINEZ // In nican ca tlamachilliztlatolzazanilli ye huecauh mochiuh- Aquí están las palabras-recuerdo que repiten lo que se sabe que sucedió en la antigüedad

lunes, 27 de agosto de 2012

"Nocturno a Rosario" por Manuel Acuña





¡Pues bien! yo necesito
decirte que te adoro

decirte que te quiero
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto
al grito que te imploro,
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.
    

Yo quiero que tu sepas
que ya hace muchos días

estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías,
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías,
que ya no sé ni dónde
se alzaba el porvenir.
     

De noche, cuando pongo
mis sienes en la almohada

y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho,
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer.


Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos,

comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás,
y te amo y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.
  

A veces pienso en darte
mi eterna despedida,

borrarte en mis recuerdos
y hundirte en mi pasión
mas si es en vano todo
y el alma no te olvida,
¿Qué quieres tú que yo haga,
pedazo de mi vida?
¿Qué quieres tu que yo haga
con este corazón?


Y luego que ya estaba
concluído tu santuario,

tu lámpara encendida,
tu velo en el altar;
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario,
y abierta allá a lo lejos
la puerta del hogar...


¡Qué hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo,

los dos unidos siempre
y amándonos los dos;
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos una sola alma,
los dos un solo pecho,
y en medio de nosotros
mi madre como un Dios!


¡Figúrate qué hermosas
las horas de esa vida!

¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida;
y al delirar en ello
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por tí, no mas por ti.
   

¡Bien sabe Dios que ese era
mi mas hermoso sueño,

mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
bien sabe Dios que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
bajo el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vio nacer!


Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡Adiós por la vez última,
amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores;
mi lira de poeta,
mi juventud, adiós!

Manuel Acuña


martes, 21 de agosto de 2012

" La libertad y la tiranía " de Leona Vicario



La libertad y la tiranía





Llega, y la diosa a tan feroz aspecto
Un vivo grito en su sorpresa lanza,
Sin que para increpar a su enemigo
Le faltasen enérgicas palabras.
¿Cómo –le dice- a profanar se atreven,
Sangrienta Tiranía, tus pisadas
La mansión venturosa que Pelayo
A mis cultos devoto consagrara?
¿Más víctimas buscando acaso vienes
En estas soledades apartadas,
Porque en los pueblos donde impío domina
Tu insaciable furor ya no las halla?
¿Qué designio fatal, como son todos
Los que en tu negro espíritu se fraguan,
Te ha traído a perturbar la paz serena
De aquesta fragosísima morada?
Allá donde tus leyes sanguinosas
Son vilmente de esclavos acatadas,
Dirigir puedes el violento paso
Que ya mucho a mis ansias lo retardas
¡Cuán vanamente – el monstruo le replica-
Aquí de mi furor salvarte aguardas!
¿Qué sirve mi poder si tú rendida
La cerviz no doblegas a mis plantas?
Mientras respires el vital aliento
En falaz apariencia abandonada .
Mientras de tus doctrinas lisonjeras
Hasta el último alumno no se acaba.
Vacila el trono en que terrible impero,
El público deseo se propaga
Con que España inconstante en sus ideas
Por mi exterminio fervorosa clama.
Si logro, pues, que con tu muerte queden
Sus dulces ilusiones disipadas,
No temeré la ruina que inminente
A mi poder envejecido amaga.
¿Cómo, cruel enemiga de los hombres,
-Tímida la deidad así le hablaba-
Cómo…Iba a seguir cuando sus quejas
Interrumpió la novelera fama.
Vino del aura leve conducida
Desde la isla de Bética ensalzada,
Más por ser de las cortes cuna ilustre
Que por todas sus célebres batallas.
Al ver la Libertad, llegar la nuncia
De heroicos hechos, de ínclitas hazañas,
A escuchar  las mayores, más gloriosas
Su enajenado espíritu prepara.
Suspende ya- le dije –de tu llanto
El abundante riego, diosa amada,
La España te dispone en su alegría
Regias coronas, vencedoras palmas.
Atónita la reina bienhechora
Escuchó la dulcísima embajada,
Su píleo y su vindicta al punto toma
Y de Mantua a su alcázar se adelanta.
Desaparece la oscura Tiranía,
Incierta y triste por los aires vaga,
Hasta que a las regiones del oriente,
Su antiguo asilo, el torpe paso avanza.
El ancho océano su ámbito espacioso,
En justo obsequio de la nueva grata
Reduce a breve trecho, y facilita
Estorbos que pudiera hallar la fama.
Viene pues, por el México anunciando
Que ya la Libertad reina en España,
Cuyo duro dominio o Tiranía
Cambiará presto en amistosa alianza.


lunes, 20 de agosto de 2012

Decreto del presidente Vicente Guerrero ( 20 de agosto de 1829)






Secretaria de Guerra y Marina

El Escmo. Sr.presidente de los Estados Unidos Mexicanos se ha servido dirigirme el decreto que sigue.

El presidente de los Estados Unidos Mexicanos á los habitantes de la república, sabed: Que el congreso general ha decretado lo siguiente.

Art. 1 Se indulta del delito de deserción á todos los soldados que lo hubieren cometido desde 28 de setiembre de 1821 hasta el 31 de julio del presente año, siempre que se presenten á las autoridades civiles ó militares dentro del término de quince días después de la publicacion de esta ley, en el lugar donde se hallen.

2. Igual indulto se concede á los oficiales que se hayan casado sin licencia, siempre que se denuncien á los comandantes generales dentro de un mes de publicada esta ley.- Pedro María Anaya , diputado presidente. –Valentin Gomez Farias , presidente del senado .-Francisco Duque, diputado secretario.- José Manuel Moreno, senador secretario.

Por tanto, mando se imprima , publique, circule, y se dé el debido cumplimento. Palacio del gobierno federal en México à 20 de agosto de 1829.- Vicente Guerrero.- A D.. Francisco Moctezuma

Y lo comunico á V. para su inteligencia y fines consiguientes.

Dios y Libertad. México agosto 20 de 1829


                                                                                    Moctezuma

domingo, 12 de agosto de 2012

Proclama de Antonio López de Santa Anna a la nación ( 12 de agosto de 1855) - Renuncia de Antonio López de Santa Anna




¡Mexicanos! Tranquilo en el retiro de la vida privada y aleccionado con la experiencia de costosos desengaños, pasaba los días lejos de mi patria, resuelto á morir en el destierro á que la ingratitud de la mayoría de mis compatriotas me habían conducido; cuando los ruegos de los unos, las fervientes súplicas de los otros y el voto casi unánime de todos, vino á arrancarme del lugar del reposo que había escogido, brindándome con el poder amplio y ominoso que jamás ambicioné. La Nación, en medio de la debilidad de que era víctima por su falta de Hacienda, de crédito, de relaciones, de poder, de fuerza y de prestigio, y próxima á sucumbir á la anarquía y anexación que la amenazaba, se dirigió á mí para que la salvara; me llamó y no tardé en acudir á su voz. Mi llamamiento se consignó expresamente en el convenio que la Nación toda reconoció y se realizó después por los que, comisionados al efecto, me patentizaron ser esta la voluntad general y los deseos más ardientes de todos. 

La creación de un poder discrecional, amplio y extraordinario, capaz de restablecer el orden social, fue consentido por la Nación entera, y la elección de mi persona para ejercerlo fue el resultado casi unánime de las autoridades de los Estados á quienes se cometió, declarado solemnemente en el decreto de 17 de Marzo de 1853, antes de que pisara las playas de la República. Si el origen del poder se encuentra en la voluntad de la Nación, el que á mí se me otorgó no reconoce otro principio; y si el título legítimo para ejercerlo es el público y general asentimiento expreso y varias veces reiterado, ha sido el que ha manifestado en mi favor.

Resuelto á emplear todos mis esfuerzos para hacer, en obsequio de mi Patria, cuantos sacrificios fueren necesarios para su bien y prosperidad, acepté el mando supremo que espontáneamente me confirió, y me ocupaba con asiduo trabajo en objeto tan importante, cuando el voto unánime de los pueblos, expresado por el órgano de sus autoridades, ratificando el omnímodo poder que me había cometido, declaró ser voluntad de la nación continuara con las facultades de que me hallaba investido, por todo el tiempo que juzgara necesario para la consolidación del orden público, el aseguramiento de la integridad territorial y completo arreglo de los ramos de la Administración, facultándome para escoger sucesor en el caso de fallecimiento ó de imposibilidad física y moral, para ejercer el Poder. Obediente á la voluntad de la Nación, me resigné á continuar en la carrera de abnegaciones, de privación y sacrificios á que me había consagrado, rehusando los honores y recompensas personales que me fueron con tanta liberalidad acordados. 

Y como si la manifestación reiterada de la Nación no fuere suficiente, quise todavía, para quitar todo pretexto á la infame rebelión que levantó el crimen y fomentaba la perfidia, explorar más directamente la voluntad nacional, apelando á los pueblos, para que libre y francamente manifestaran su opinión. El resultado fue la solemne manifestación del Consejo de Estado que, apoyándose en la mayoría de los votos emitidos en las juntas populares, declaró en 2 de Febrero último, ser voluntad de la Nación que continuara en el mando de la República, con las amplias facultades que lo ejercía.

He aquí, mexicanos, el origen del Poder que he ejercido y los titulares que me autorizan en el mando supremo de la República. ¿Y qué es lo que he merecido por la prontitud en acudir al llamamiento que se me hizo, por mi obediencia en acatar la voluntad nacional, por la abnegación con que me he dedicado al servicio público, sacrificando mi tranquilidad, mi reposo, mi salud y los últimos días de mi existencia? Maldiciones, calumnias, perfidias, traiciones y que los mismos que me llamaron, los que me aclamaron como el salvador de la patria, los que han emitido su voto en favor del Poder omnímodo, hayan levantado el estandarte de la rebelión apellidándome usurpador y tirano.

 La historia considerará algún día, absorta, tanta veleidad é ingratitud; entretanto cumple á mi debe rechazar á la faz de la Nación y del mundo entero el inicuo y atroz cargo que se me hace de usurpador y de tirano. No, yo no me he apoderado del Poder Supremo; es la Nación la que lo ha puesto en mis manos: no he resistido á la voluntad del pueblo; he acudido á su llamamiento: no he violado ningún orden preexistente; he procurado consolidar el establecimiento por la misma Nación.

Más mi permanencia en el Poder es el pretexto de la rebelión infame que asuela á los pueblos, entrega al saco á las ciudades, destruyen las fortunas y hace llover sobre este infortunado país un sinnúmero de calamidades. Los robos, las violaciones, los asesinatos, se cometen por los ladrones y facinerosos que invaden á las poblaciones indefensas ó atacan los destacamentos aislados, á pretexto de la usurpación y tiranía contra la que afectan combatir; y el escándalo, la deshonra y la perfidia se lleva al extremo de asociarse no sólo con el filibustero del Norte, sino con las tropas de los Estados Unidos que, pasando la frontera fingiéndose desertores, son conducidos por los rebeldes é indignos mexicanos que les enseñan el camino por donde deben invadir á su patria, para asesinar con sus rifles á los soldados mexicanos que defienden la soberanía é integridad de su territorio.

Era del deber del Gobierno resistir á la rebelión armada, que tantos desastres ha causado y que ha cubierto de ruina y desolación á un sinnúmero de familias, y no se ha omitido medio alguno ni diligencia de cuantos han estado en poder de mi gobierno. Este gobierno, al que los incendiarios y asesinos llaman cruel y sanguinario, ha repetido con frecuencia los indultos y amnistías; y estos actos de lenidad, de generosidad y de clemencia, se han estimado por algunos por actos de debilidad y por otros de temor y cobardía. Los rebeldes, para escapar del castigo, se han acogido á ellos, y en cuanto se han visto libres han vuelto al teatro de sus depredaciones y de sus infamias é inauditos crímenes, diciendo que combaten contra la usurpación y tiranía, los que usurpan las propiedades y tiranizan á los pueblos. 

Entiéndese por algunos que una solución política quitaría el pretexto á los revolucionarios y que, anticipar el tiempo para la organización política del país, sería el medio más eficaz para lograrlo, convocóse al Consejo de Estado, y la opinión de este Cuerpo respetable, dada sin duda con la mejor buena fe y la más sana intención, no hizo más de insolentar á los bandidos y alentar á los conspiradores.

 Estimaron las medidas como un acto de debilidad del Gobierno que pretendía transigir con la revolución, y los rebeldes gritaron que no era ya tiempo de concesiones, que nada querían del tirano y que la revolución triunfaría anegada en la sangre del usurpador y de sus cortesanos. Se aumentó la insolencia de los perturbadores del orden, y en Puebla, en Orizaba, en esta capital y en otros varios puntos fracasaron á un tiempo los horribles proyectos de los ladrones y asesinos. El medio político propuesto, se convirtió en un nuevo pretexto para la revolución; y aunque mis deseos sean porque la Nación se organice como sea su voluntad, fue preciso suspender la adopción de la medida indicada y seguir con tesón atacando con la fuerza la destructora é infame revolución.

Entretanto, esta guerra civil desastrosa se prolonga indefinidamente causando innumerables daños á la agricultura y al comercio, arruinando á las familias y destruyendo las poblaciones. Los revoltosos al grito de ¡Viva la libertad y muera la tiranía! se entregan á toda clase de crímenes y excesos. ¿Quién ignora las atrocidades horribles que se cometen por los bandidos en los pueblos y en los campos, con todo género de personas sin distinción de estado, edades ni sexos? En esta espantosa lucha estoy muy seguro que el Gobierno, con los recursos de que puede disponer, triunfaría de los rebeldes. 

La revolución es impotente para destruir al Gobierno; pero, entretanto, los pueblos se sacrifican y sufren las depredaciones de los malvados, que no alegan otro pretexto que la usurpación y la tiranía. ¿No es de mí deber evitar el aniquilamiento de los pueblos y alejar los horrores de la guerra civil, quitando el pretexto que se invoca? Así lo he juzgado en conciencia, después de una larga y seria meditación. 

Verán así la Nación y el mundo entero que al repeler el cargo de usurpación y tiranía, que tan injustamente se me hace, estoy muy lejos de continuar en el mando que no busqué; y si acepté, resuelto á hacer el último sacrificio de mi existencia en bien de mi patria, resigno con la mayor voluntad cuando mi permanencia en él ha de servir de pretexto á los enemigos del reposo público para entregarse á todos los crímenes y hacerse héroes de la libertad los que no son más que cabecillas de salteadores y asesinos. Verán mis gratuitos enemigos, los que juzgan que nada ambicioso más del Poder ni nada deseo más de conservarme en el mando, que si únicamente en bien de mi patria lo he aceptado, lo dejo sin pena para su mismo bien, cuando mi honor y mi conciencia me dictan que no debo continuar en su ejercicio.

Al que ha hecho frente al enemigo exterior, en circunstancias azarosas, nadie dirá que le imponen las hordas miserables de ladrones y asesinos. Al que los ha buscado tres veces en la campaña, cuando ninguna ley lo obliga á ponerse al frente de las tropas nacionales, nadie podrá decir que es el temor el que dirige sus resoluciones, al que se ha visto trabajar con abnegación y sin descanso en el servicio público, nadie le podrá argüir de egoísmo y de propia conveniencia, si abdica ante la Nación el poder que de ella recibe, cuando en conciencia cree que el bien y prosperidad del país así lo exigen.

Sí, mexicanos, sí: el hombre que tantos sacrificios ha hecho por su patria, el que por ella ha derramado su sangre en cien combates, el que lleva en su cuerpo la marca horrorosa de su valor y patriotismo, el que, olvidando antiguos agravios, estuvo pronto á vuestro llamamiento; el que sin descanso ha procurado restablecer el orden, organizar el Ejército, armar á la Nación para su común defensa, arreglar la Administración, mejorar al país y levantado de la abyección y del desprecio en que había caído, es ya un obstáculo para vuestra prosperidad y engrandecimiento, y sirve de pretexto para vuestra ruina, debe quitarse de en medio de vosotros y dejaros para que consultéis, como queráis, á vuestros bien y felicidad. 

Si al poder que le concedisteis se le llama usurpación para continuar la guerra, y si á las amplias facultades que vosotros mismos, hasta por tres veces le otorgasteis, se les llama tiranía, para poder entregarse al pillaje y la matanza, cumple á su honor y su conciencia abdicar ese poder y resignar sus facultades ante la Nación misma que se las concedió.

Recibí el Poder de manos del depositario á quien se nombró, para que me lo entregase; lo devuelvo á la Nación y lo deposito en manos de las personas que he nombrado. Autorizado para hacerlo con las restricciones que estimé convenientes, por la declaración de 16 de Diciembre de 1853; juzgo muy dignos de formar el Poder Ejecutivo provisorio, al Presidente del Tribunal Supremo de Justicia y á los Generales de División D. Mariano Salas y D. Martín Carrera. Este Poder provisorio queda encargado, como habéis visto en el decreto de 8 de Agosto, de conservar el orden y tranquilidad pública, y sin más misión que la de convocar luego á la Nación de la manera que estime más conveniente para que se constituya según su voluntad.

Circunstancias independientes de mi voluntad han apresurado el día que yo deseaba de retirarme al hogar doméstico á concluir tranquilamente los días que me quedan de vida. Pluguiera al cielo que así se hubiera apresurado el día en que mi patria fuera feliz y la viera constituida según su verdadera voluntad; más no puedo disimularos la grave pena que me aflige al considerar los males inmensos que la amenazan: veo venir la escisión, la anarquía, la desolación y la pérdida para siempre de la nacionalidad. No permita la Providencia que estos mis temores se realicen, y antes bien quiera en sus consejos eternos prepararle días de felicidad y de ventura.

Perote, Agosto 12 de 1855.  Antonio López de Santa Anna.

sábado, 11 de agosto de 2012

Carta de la emperatriz Carlota al emperador Maximiliano ( 22 de agosto de 1866 )



París, 22 de agosto de 1866.


Tesoro entrañablemente amado:


Mañana por la mañana me marcho hacia Miramar por Milán, esto te indica que no he logrado nada...

Tengo la satisfacción de haber rechazado todos los argumentos, de haber destruido todos los falsos pretextos y con esto te he dado un triunfo moral, pero él sencillamente no quiere, ningún poder puede cambiarlo porque tiene el infierno en sí y yo no. No es la oposición, él elige el cuerpo legislativo, menos todavía miedo a los Estados Unidos.

Quiere cometer una mala acción preparada desde hace mucho tiempo; no por cobardía o por falta de ánimo o por cualquier otro motivo, sino porque es el principio del mal en el mundo y quiere suprimir el bien, sólo que la humanidad no nota que sus obras son malas y lo adoran. Hasta ayer no le permití decir explícitamente que no haría nada, para, durante este tiempo, poner en juego todo lo imaginable y demostrarte que sólo él es el obstáculo, pues si hubiera sido el último de sus propios ministros, hubiese accedido.

Así, por lo menos en este punto, ves claramente; para mí es el diablo en persona y en nuestra última entrevista de ayer tenía una expresión como para poner los pelos de punta, estaba horroroso y ésta era la expresión de su alma, todo lo demás es superficial. Así, pues, desde el principio hasta el fin nunca te ha querido, porque él no quiere ni puede querer; te ha fascinado como la serpiente, sus lágrimas eran falsas como sus palabras; todas sus acciones, engaño.

Yo creo que tú debes librarte lo más pronto posible de sus garras. Desde su último no, creyendo que estás perdido, está encantador, es un Mefistófeles muy amable y hoy, al despedirse, incluso me ha besado la mano, pero es una comedia, porque yo he visto varias veces el fondo de su alma y todavía tiemblo pues el mundo no ha visto nada semejante ni lo verá, pero le régne touche a sa fin (el reino toca a su fin) y entonces se podrá respirar de nuevo.

Quizás me consideres exagerada, pero esto me recuerda el Apocalipsis y esta Babilonia se ajusta por completo a la idea; más de un descreído llegaría a creer en Dios, viendo al diablo tan cerca. Bazaine y Fould son sus satélites que, a su vez, tienen otros; de todos modos no hay ningún agente directo que sea capaz de una buena acción. Si fuese posible debías echar al primero de México, por las buenas o por la fuerza, pues si los asuntos fuesen a manos de Douay se podría hacer algo.

Un gran resultado de mi presencia aquí es que le voile est dévoilé (se ha alzado el velo) y los hombres ven, se sorprenden y desprecian. He visto todos los presupuestos de la comisión de finanzas, suciedad también desde el principio hasta el fin. Germiny ha prometido pagar a las pobres legaciones, por lo menos se ha logrado esto, si lo hace, pues aquí toda palabra es una mentira.
Pero no debes creer que he mendigado cerca de esta gente, sólo la he fulminado y les he arrancado las máscaras y todo esto sin descortesía; desde que existen, seguramente no les había pasado nada tan desagradable. Así, pues, tu deber es liberarte de la influencia directa de este infierno.

He explicado a Gutiérrez de Estrada y ahora comprende por qué tú te has apoyado en los liberales que eran los adversarios de estas infamias. No puedo ver con claridad si aquí se desea o no que tú abdiques; yo creo que debes mantenerte el mayor tiempo posible, pues una vez desaparecido el infierno sería de interés de Francia y de toda Europa crear en México un gran imperio y eso lo podemos hacer nosotros.

La atmósfera del viejo mundo es repugnante y deprimente. En todas partes donde corre la sangre, en todas partes donde una nación quiere unirse, se siente su presencia; Bismarck y Prim son sus agentes, en todos los países hace propaganda y se ríe de sus víctimas. Desde la otra orilla del mar se le puede desafiar. Austria será absorbida por el imperio magiar. Italia no tiene dinero y está desmoralizada; España arde; sólo la flota austríaca ha salvado el honor de la humanidad, se ha visto que los hombres saben todavía morir y vencer por el honor y se ha reconocido la mano que los ha formado.

Fue un rayo de sol en las tinieblas europeas, la aurora de un poder que alborea: el del bien ¡y el bien vence! .Tú no puedes estar en el mismo continente que él, te reduciría a cenizas, apenas si puede pronunciar tu nombre. También debes deshacerte de los agentes financieros o dominarlos y quitar los asuntos militares de manos de los franceses, si no, estás perdido. 

Lo ha demostrado claramente toda la cuestión del ejército y de la fusión de sus diferentes cuerpos. Puedes apoyarte en elementos indígenas, de esta manera la cosa es posible, pero no confiar en franceses; pues no se sabe nunca si él los mueve. Si Europa comprendiese tu situación se recibiría dinero de todas partes. Todos los franceses están interesados en el asunto por su comercio y por su poderío. Seré muy feliz tan pronto como me digas que vuelva, pero piensa que tú no puedes vivir en Europa al mismo tiempo que él y que él llena todo el aire desde el Cabo Norte hasta el Cabo Matapán.

Espero que me llamarás pronto cuando te libres de él en México. Mi viaje fue para él el golpe más duro desde hace tiempo y mucha gente se interesa en todas partes por mí.

Te abraza de todo corazón tu eternamente fiel.

Carlota 

Fuentes: 
Benito Juárez. Documentos, Discursos y Correspondencia. Selección y notas de Jorge L. Tamayo.
Correspondencia inédita entre Maximiliano y Carlota - Konrad Ratz
" Maximiliano y Carlota "  - Ergon Caesar Conte Corti