MANIFIESTO
Mexicanos:
El gobierno constitucional
de la república, cuya marcha fue interrumpida por la defección del que fue
depositario del poder supremo, queda restablecido. La carta fundamental del
país ha recibido una nueva sanción, tan explícita y elocuente, que sólo podrán
desconocerla los que voluntariamente quieran cerrar los ojos a la evidencia de
los hechos. Los hombres, que de buena o mala fe repugnaban aceptar las reformas
sociales que aquel código establece para honor de México y para el bien
procomunal, han apurado todos sus esfuerzos a fin de destruirlo. Han promovido
motines a mano armada, poniendo en peligro la unidad nacional y la
independencia de la república. Han invocado el nombre sagrado de nuestra
religión, haciéndola servir de instrumento a sus ambiciones ilegítimas y
queriendo aniquilar de un solo golpe la libertad que los mexicanos han
conquistado a costa de todo género de sacrificios, se han servido hasta de los
mismos elementos de poder que la nación depositara para la conservación y
defensa de sus derechos en manos del jefe, a quien había honrado con su
ilimitada confianza. Sin embargo, tan poderosos como han sido esos elementos,
han venido a estrellarse ante la voluntad nacional, y sólo han servido para dar
a sus promovedores el más cruel de los desengaños y para establecer la verdad práctica
de que de hoy en adelante los destinos de los mexicanos no dependerán ya del
arbitrio de un hombre sólo, ni de la voluntad caprichosa de las facciones,
cualquiera que sean los antecedentes de los que las forman.
La voluntad general
expresada en la Constitución y en las leyes que la nación se ha dado por medio
de sus legítimos representantes, es la única regla a que deben sujetarse los
mexicanos para labrar su felicidad, a la sombra benéfica de la paz. Consecuente
con este principio, que ha sido la norma de mis operaciones, y obedeciendo al
llamamiento de la nación, he reasumido el mando supremo luego que he tenido
libertad para verificarlo. Llamado a este difícil puesto por un precepto
constitucional y no por el favor de las facciones, procuraré en el corto
período de mi administración, que el movimiento militar verificado en Tacubaya
el 17 del pasado diciembre, su primera y más sagrada obligación es acatar la voluntad
nacional y prestar obediencia a la autoridad que de ella emana. La sangre
mexicana derramada inútilmente en combates fratricidas, sólo ha producido
amargos frutos para la patria; mas amargos aún deberá darlos una rebelión en
que no se sostiene ningún principio y que, en último resultado, se encamina a
proteger intereses personales que la nación está muy lejos de aceptar.
Los mexicanos que en
algo estimen el bien de su país, y que ven a la república alzarse para reclamar
el orden legal, porque colocada en él se prometía su paz y su prosperidad, no
pueden, sin faltar a su propio deber, tomar parte en las sediciones que
desgarran el seno de la patria y que le alejan toda esperanza de progreso, su excelencia
[S. E.] el Presidente espera fundadamente que los hombres que han cometido un
error, tal vez emanado de sanas intenciones, vuelvan sobre sí, y pesando las
funestas consecuencias de su obstinación, depongan la actitud hostil que aún guarden
y obsequien sin dificultad la voluntad pública. En caso de que esta esperanza
quede burlada, porque todavía se quiera escuchar el grito de las pasiones, S.
E., está firmemente decidido a reprimir los excesos; aunque le sea preciso
combatir los sentimientos generosos que lo animan, llenará con toda clase de
sacrificios el sagrado deber de consolidar la paz, restablecer el orden legal y
la buena administración pública. Para tan importantes objetos, el excelentísimo
señor Presidente se promete de vuestra excelencia, la más eficaz y activa
cooperación, encargándole, además, que se sirva darle la publicidad conveniente
a esta circular, para que su contenido llegue a noticia de los habitantes de
ese estado.
Disfruto la satisfacción
de protestar a V. E. las atentas consideraciones de mi particular aprecio.
Dios y
Libertad. Guanajuato, enero 19 de 1858
(Manuel)
Ruiz
Es copia. México,
abril 30 de 1861
Fuente: "Benito Juárez. Documentos, discursos y correspondencia" - Jorge L. Tamayo
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