MI BIBLIOTECA
Por Alfonso Reyes
Mi biblioteca comencé a formarla a los dieciséis años. Durante mi vida diplomática tuve que resignarme a llevar sólo conmigo una parte de mis libros, y la mayoría quedó en manos de gente de mi familia, a veces en estantes y a veces en cajones. Por fin, cuando regresé definitivamente a México, a fines de 1938, me fue dable construir una modesta casita para aposentar todos mis libros, y desde 1939 vivo con ellos en inacabable luna de miel. Hasta me fue dable continuar trabajos que tenía yo suspendidos desde 1918 y 1919 (Mis días en Madrid). Por supuesto, mi casa no es sino una biblioteca con anexos. Nuestro llorado Enrique Diez-Cañedo, solía llamarla “la Capilla Alfonsina”.
Mi biblioteca contiene unos 35,000 volúmenes. No posee índice: tendría que dedicar a ello toda mi vida, o pagar a un técnico que trabajara en ello durante varios años, y soy pobre. Los libros están arreglados en un orden práctico y fácil, que permite encontrarlos sin mayores tropiezos. Mi bibliotecaria, que es mi esposa, cumple la condición que yo le impuse al casarme con ella: alcanzarme los libros más altos. Mi hijo y hasta mis nietecitos conocen también la disposición de mis libros y saben buscarme lo que necesito.
No soy bibliófilo, aunque poseo algunas verdaderas joyas de edición. Los libros son para mí un instrumento de estudio y trabajo, más que un objeto artístico. Entre una borrosa y empecatada edición princeps y una edición crítica moderna, no dudo en preferir ésta, aunque valga, como objeto de bibliografía, cien veces menos.
México, D.F., Mayo de 1954
Fuente: Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria UANL, Interfolia, número 216, junio de 1972. Transcripción: Adrián Cruz Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.