BLOG DE ADRIAN CRUZ MARTINEZ // In nican ca tlamachilliztlatolzazanilli ye huecauh mochiuh- Aquí están las palabras-recuerdo que repiten lo que se sabe que sucedió en la antigüedad

martes, 19 de marzo de 2024

"MI BIBLIOTECA" por Alfonso Reyes

MI BIBLIOTECA

Por Alfonso Reyes
Mi biblioteca comencé a formarla a los dieciséis años. Durante mi vida diplomática tuve que resignarme a llevar sólo conmigo una parte de mis libros, y la mayoría quedó en manos de gente de mi familia, a veces en estantes y a veces en cajones. Por fin, cuando regresé definitivamente a México, a fines de 1938, me fue dable construir una modesta casita para aposentar todos mis libros, y desde 1939 vivo con ellos en inacabable luna de miel. Hasta me fue dable continuar trabajos que tenía yo suspendidos desde 1918 y 1919 (Mis días en Madrid). Por supuesto, mi casa no es sino una biblioteca con anexos. Nuestro llorado Enrique Diez-Cañedo, solía llamarla “la Capilla Alfonsina”.
Mi biblioteca contiene unos 35,000 volúmenes. No posee índice: tendría que dedicar a ello toda mi vida, o pagar a un técnico que trabajara en ello durante varios años, y soy pobre. Los libros están arreglados en un orden práctico y fácil, que permite encontrarlos sin mayores tropiezos. Mi bibliotecaria, que es mi esposa, cumple la condición que yo le impuse al casarme con ella: alcanzarme los libros más altos. Mi hijo y hasta mis nietecitos conocen también la disposición de mis libros y saben buscarme lo que necesito.
No soy bibliófilo, aunque poseo algunas verdaderas joyas de edición. Los libros son para mí un instrumento de estudio y trabajo, más que un objeto artístico. Entre una borrosa y empecatada edición princeps y una edición crítica moderna, no dudo en preferir ésta, aunque valga, como objeto de bibliografía, cien veces menos.
México, D.F., Mayo de 1954


Fuente: Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria UANL, Interfolia, número 216, junio de 1972. Transcripción: Adrián Cruz Martínez

lunes, 13 de junio de 2016

Maximiliano y Carlota hacen su entrada a la Ciudad de México (12 de junio de 1864 )





“…El día 12 de junio ( de 1864 ) las principales calles de la ciudad parecían más bien los corredores de un vastísimo y suntuoso palacio; arcos de triunfo bellísimos y de exquisito gusto formados con flores naturales, largos tramos ricamente alfombrados, colosales espejos, enormes banderas nacionales y extranjeras, ir y venir de elegantes damas y apuestos caballeros, todo, repito, hacía que las calles principales de la capital tuvieran más bien el aspecto de los corredores o de las terrazas de un vastísimo y suntuoso palacio que el de las calles de una ciudad.

 Todos los templos de la capital echaron a vuelo sus campanas y las salvas de artillería se sucedían sin interrupción. A la vanguardia de la comitiva iba el regimiento de lanceros mexicanos al mando del Coronel López. Este regimiento venía escoltando a Sus Majestades desde Veracruz y fue denominado algún tiempo después Regimiento de la Emperatriz. En seguida venía el regimiento de Cazadores de África y los húsares franceses que precedían la carroza de Sus Majestades.

 A ambos lados de ésta y en magnificos caballos iban los generales Bazaine y Neigre, escoltados por su numeroso y brillante Estado Mayor; seguían al carruaje imperial sesenta coches ocupados por los altos dignatarios del Imperio; cerrándose el cortejo con un regimiento de caballería mexicana.

 Dirigiéronse primero los soberanos a la Catedral, donde se entonó un solemne Te Deum y después de esta ceremonia, a pie, se dirigieron al Palacio, en medio de una multitud de más de cien mil personas  que llenaban el aire con ensordecedores vivas y aplausos.  Entre aquel mar humano, pude por vez primera contemplar rápidamente y a unos cuantos pasos al hombre a quien después había de ser acreedor a beneficios sin cuento.

Le vi pasar, arrogante, majestuoso y esbelto; impresionándome por vez primera sobre todo, la dulzura de su mirada; mirada azul, bondadosa y profunda, que tantas veces me fue concedido contemplar después. Su larga barba de oro dividida en el centro le daba un aspecto tal de Majestad, que era imposible verle sin sentirse desde luego atraído y fascinado. Desde el balcón del Palacio, Sus Majestades saludaron a la multitud y por la milésima vez en ese día, se repitieron los vivas, los aplausos y las más estruendosas manifestaciones de entusiasmo y simpatía.

 Quince días duraron las fiestas imperiales, quince días de regocijo continuo, de constante alegría de pompas revistas militares, de representaciones de gala en la Opera, de grandes bailes ofrecidos por la municipalidad, de festejos sin cuento….“

 José Luis Blasio

Secretario particular de Maximiliano de Habsburgo




” Maximiliano íntimo . El Emperador Maximiliano y su corte “ (1905)

domingo, 13 de marzo de 2016

!Los valientes no asesinan!



El 13 de marzo de 1858 el Teniente Antonio Landa tomó prisioneros en Guadalajara, Jalisco al presidente Benito Juárez y a su gabinete, son llevados al Palacio de Gobierno. Al día siguiente el Capitán Filomeno Bravo y 25 de sus soldados del 5º Batallón  llegan a Palacio con la intención de fusilar al presidente.
14 de marzo de 1858 :
«Aquella terrible columna, con sus armas cargadas hizo alto frente a la puerta del cuarto… y sin más espera, y sin saber quién daba las voces demando, oímos distintamente: “¡Al hombro! ¡Presenten! ¡Apunten!”… Como tengo dicho, el señor Juárez estaba en la puerta del cuarto; a la voz de “apunten”, se asió del pestillo de la puerta, hizo hacia atrás su cabeza y espero… Los rostros feroces de los soldados, su ademán, la conmoción misma, lo que yo amaba a Juárez… yo no sé… se apoderó de mí algo de vértigo o de cosa de que no me puedo dar cuenta… Rápido como el pensamiento, tomé al señor Juárez de la ropa, lo puse a mi espalda, lo cubrí con mi cuerpo… abrí mis brazos… y ahogando la voz de «fuego» que tronaba en aquel instante, grité: “¡Levanten esas armas!, ¡levanten esas armas!, ¡los valientes no asesinan…!" y hablé, hablé, yo no sé qué hablaba en mí que me ponía alto y poderoso, y veía, entre una nube de sangre, pequeño todo lo que me rodeaba; sentía que lo subyugaba, que desbarataba el peligro, que lo tenía a mis pies… Repito que yo hablaba, y no puedo darme cuenta de lo que dije… a medida que mi voz sonaba, la actitud de los soldados cambiaba… un viejo de barbas canas que tenía al frente, y con quien me encaré diciéndole: "¿Quieren sangre? ¡Bébanse la mía…!” alzó el fusil… los otros hicieron lo mismo… Entonces vitoreé a Jalisco. Los soldados lloraban protestando que no nos matarían y así se retiraron como por encanto… Bravo se pone de nuestro lado. . Juárez se abrazó de mí… mis compañeros me rodeaban llamándome su salvador y salvador de la Reforma… Mi corazón estalló en una tempestad de lágrimas.»
Guillermo Prieto (1818-1897)

sábado, 14 de noviembre de 2015

EL AUTOMÓVIL PRESIDENCIAL



“En los primeros meses, el general Huerta recibía a los Ministros y al público en su casa de la calle Liverpool en las mismas horas de la mañana hasta eso de las diez; luego salía a dar un paseo en automóvil; entre doce y dos de la tarde generalmente, asistía a Palacio, a donde volví casi siempre a las seis y, por último, en la noche, nuevamente podía vérsele en su domicilio; pero en los últimos meses, el automóvil fue una obsesión del presidente ; allí despachaba, allí recibía hasta ministros extranjeros y comisiones de las Cámaras, allí firmaba y allí solía comer. A Palacio no volvía jamás, en su casa no se le encontraba nunca, ya hasta para nosotros los ministros constituía una tarea pesadísima y ardua encontrar al presidente.”





Memorias del Lic.Querido Moheno,  Secretario de Relaciones Exteriores

jueves, 13 de agosto de 2015

TRATADOS DE TEOLOYUCAN ( 13 DE AGOSTO DE 1914)



“Como consecuencia de la partida del señor licenciado don Francisco S. Carbajal, que fue hasta anoche el depositario interino del Poder Ejecutivo de la República, he asumido la autoridad, con mi carácter de gobernador del Distrito Federal y jefe de la Policía. Es mi deber principal procurar a todo trance que no se altere el orden de la ciudad y que todos sus pobladores gocen de tranquilidad y garantías. Para el logro de tales fines, he pactado solemnemente con el señor general en jefe del Cuerpo de Ejército Constitucionalista del Noroeste, don Álvaro Obregón, debidamente autorizado por quienes corresponde, para la ocupación de la capital por las fuerzas de su mando, las bases que en seguida se puntualizan:

1ª. La entrada de dichas fuerzas en la ciudad de México se llevará a cabo tan luego como se hayan retirado [conforme vayan retirándose] los federales, al punto de común acuerdo fijado entre el señor don José Refugio Velasco, general en jefe del Ejército Federal, y el señor general don Álvaro Obregón.

2ª. Una vez ocupada la plaza, haré entrega de todos los cuerpos de policía, quienes desde luego quedarán al servicio de las nuevas autoridades y gozarán de toda clase de garantías.

3ª. El Ejército al mando del general Obregón consumará la entrada a la ciudad de México en perfecto orden , y los habitantes de la misma no serán molestados en ningún sentido.

El señor general Obregón se ha servido ofrecer, además, que castigará con la mayor energía a cualquier soldado o individuo civil que allane o maltrate cualquier domicilio, y advertirá al pueblo, en su oportunidad, que ningún militar podrá permitirse, sin autorización expresa del general en jefe, solicitar ni obtener nada de lo que sea de la pertenencia de particulares.

 Leída que fue la presente acta y siendo de conformidad para ambas partes, firmamos, quedando comprometidos a cumplir las condiciones pactadas.

En las avanzadas de Teoloyucan, el día trece de agosto de mil novecientos catorce.

(firmado.) Eduardo Iturbide. General Álvaro Obregón.”

CONDICIONES EN QUE SE VERIFICARÁ LA EVACUACIÓN DE LA PLAZA DE MÉXICO POR EL EJÉRCITO FEDERAL Y LA DISOLUCIÓN DEL MISMO :

I. Las tropas dejarán la plaza de México, distribuyéndose en las poblaciones a lo largo del ferrocarril de México a Puebla, en grupos no mayores de cinco mil hombres. No llevarán artillería ni municiones de reserva. Para el efecto de su desarme, el nuevo Gobierno mandará representaciones que reciban el armamento.

II. Las guarniciones de Manzanillo, Córdoba, Jalapa y jefatura de Armas en Chiapas, Tabasco, Campeche y Yucatán, serán disueltas y desarmadas en esos mismos lugares.
III. Conforme vayan retirándose las tropas federales, las constitucionalistas ocuparán las posiciones desocupadas por aquéllas.

 IV. Las tropas federales que guarnecen la poblaciones de San Ángel, Tlalpan, Xochimilco y demás, frente a los zapatistas, serán desarmadas en los lugares que ocupan, tan luego como las fuerzas constitucionalistas las releven.

V. Durante su marcha, las tropas federales no serán hostilizadas por los constitucionalistas.
 VI. El jefe del Gobierno nombrara las personas que se encarguen de los gobiernos de los Estados con guarnición federal, para los efectos de la recepción del armamento.
VII. Los establecimientos y oficinas militares continuarán a cargo de empleados que entregarán, a quien se nombre, por medio de inventa ríos.
VIII. Los militares que por cualquier motivo no puedan marchar con la guarnición, gozarán de toda clase de garantías, de acuerdo con las leyes en vigor, y quedarán en las mismas condiciones que las estipuladas en la cláusula décima.

IX. El general Obregón ofrece, en representación de los jefes constitucionalistas, proporcionar a los soldados los medios de llegar a sus hogares.

X. Los generales, jefes y oficiales del Ejército y de la Armada, quedarán a disposición del Primer jefe de las fuerzas constitucionalistas, quien, a la entrada a la capital queda investido con el carácter de Presidente provisional de la República.

XI. Los buques de guerra que se encuentran en el Pacífico, se concentrarán en Manzanillo, y los del Golfo en Puerto México, donde quedarán a disposición del Primer jefe del Ejército Constitucionalista, quien, como se ha dicho, a la entrada a la capital, queda investido con el carácter de Presidente provisional de la República.

Por lo que respecta a las demás dependencias de la Armada en ambos litorales, como en el Territorio de Quintana Roo, quedarán en sus respectivos lugares, para recibir iguales instrucciones del mismo Primer Funcionario.

Sobre el camino nacional de Cuautitlán a Teoloyucan , a trece de agosto de 1914.

(Firmado.) Por el Ejército Constitucionalista: General Álvaro Obregón. L. Blanco

Por el Ejército Federal: G. A. Salas.

Por la Armada Nacional: Vicealmirante O.P. Blanco.


Fuente: “Ocho mil kilómetros en campaña” – Álvaro Obregón.

jueves, 2 de julio de 2015

Opinión del periodista John Kenneth Turner sobre Porfirio Díaz (1911)



"...¿Es Díaz un patriota? ¿Desea de corazón el bienestar de México? Sus aduladores juran por su patriotismo, pero los hechos exigen una respuesta negativa. Ayudó a derrocar a un príncipe extranjero; pero en seguida lanzó a la guerra a un país pacífico. Acaso se diga que Díaz pensaba que él podía ordenar los destinos de México en beneficio del país mejor que cualquiera otro. Sin duda, pero, ¿por qué no ha procurado el progreso de su país? ¿Es posible que crea que la autocracia es mejor para el pueblo que la democracia? ¿Es posible que considere el analfabetismo como una condición para la mayor felicidad posible del pueblo? ¿Puede creer que el hambre crónica contribuye al bienestar de una nación? Díaz ya es un anciano de 80 años; ¿por qué no toma alguna providencia contra el caos político después de su muerte? ¿Es posible qué crea que lo mejor para su pueblo es nunca intentar gobernarse a sí mismo, y por esto destruyó a su país, preparándolo para que sea fácil presa del extranjero?

Es imposible creer estas cosas de Díaz. Es mucho más razonable pensar que cualquier deseo que abrigue para el bienestar de su país es oscurecido y borrado por la ambición personal de mantenerse en el poder toda la vida.

A mi juicio, esta es la clave del carácter y de los actos públicos de Porfirio Díaz: ¡mantenerse..., permanecer en el poder!

¿Cómo afectará esta acción la seguridad de mi posición?, siempre se pregunta Díaz. Creo que esta pregunta ha sido la única piedra de toque en la conducta de Porfirio Díaz durante los últimos 34 años. Siempre la ha tenido presente. Con ella ha comido, bebido y dormido; teniéndola enfrente, se ha casado. Así ha construido toda su maquinaria, enriqueciendo a sus amigos y dispuesto de sus enemigos; ha comprado a unos y matado a otros; con ella ha halagado y obsequiado al extranjero, favorecido a la Iglesia, mantenido su temperancia fisica y ha aprendido un porte marcial; con ella ha enfrentado a un amigo contra otro, ha alimentado los prejuicios de su pueblo contra otros pueblos, ha pagado al impresor, ha llorado en presencia de la multitud cuando no había tristeza en su alma y ... ha destruido a su país.

¿De qué hilo cuelga la buena fama de Porfirio Díaz entre los norteamericanos? Del único hecho de que ha destruido a su país ..., y lo ha preparado para que caiga fácilmente en poder del extranjero. Porfirio Díaz cede a los norteamericanos las tierras de México y les permite que esclavicen a su pueblo; por esto es, para aquéllos, el más grande estadista de la época, héroe de las Américas y constructor de México. Un hombre maravilloso, que es bastante inteligente y previsor para apreciar el hecho de que, de todas las naciones, la norteamericana, es la única con virtud y capacidad suficientes para sacar a México de la ciénega de desaliento en que se halla. En lo que toca al mexicano, déjenlo morir. Después de todo, sólo sirve para alimentar el molino del capital norteamericano.

Fuente: "México Bárbaro" - John K. Turner

lunes, 29 de junio de 2015

Muerte de Motecuhzoma o Moctezuma Xocoyotzin (29 de junio de 1520)


La relación de Alva Ixtlilxóchitl 

"...Cortés dio la vuelta para México, y entró por la ciudad de Tezcoco, en donde le recibieron algunos caballeros, porque a los hijos del rey Nazahualpiltzintli, los legítimos, los tenían escondidos sus vasallos y los otros en México los tenían en rehenes. Entró en México con todo el ejército de españoles y amigos de Tlaxcala y otras partes el día de San Juan Bautista, sin que nadie se lo estorbase.

Los mexicanos y los demás aunque les daban todo lo necesario, con todo esto, viendo que los españoles, ni se querían ir de su ciudad, ni querían soltar a sus reyes, juntaron sus soldados, y comenzaron a dar guerra a los españoles otro día después de que Cortés entró en México y duró siete días.

El tercero de ellos Motecuhzoma viendo la determinación de sus vasallos, se puso en una parte alta, y reprendióles; los cuales le trataron mal de palabras llamándole de cobarde, y enemigo de su patria, y aun amenazándole con las armas, en donde dicen que uno de ellos le tiró una pedrada de lo cual murió, aunque dicen sus vasallos que los mismos españoles lo mataron, y por las partes bajas le metieron la espada.


Al cabo de los siete días, después de haber sucedido grandes cosas, los españoles con sus amigos los tlaxcaltecas, huexotzincas y demás naciones, desampararon la ciudad y salieron huyendo por la calzada que va a Tlacopan, y antes de salir de la ciudad mataron al rey Cacamatzin, y a tres hermanas suyas, y dos hermanos que hasta entonces no estaban muertos, según don Alonso Axayácatl, y algunas relaciones de los naturales que se hallaron personalmente en estas dos ocasiones, los cuales al tiempo que se retiraron dieron muerte a muchos españoles y amigos hasta un cerro que está adelante de Tlacopan, y desde aquí dieron la vuelta para Tlaxcala…” 


Fuente :  Visión de los Vencidos, Capitulo X,  Dr.Miguel León-Portilla

miércoles, 17 de junio de 2015

Pierna del Gral. Antonio López de Santa Anna

Fue durante la Guerra de los Pasteles ( 1838-39) que el Gral. Antonio López de Santa Anna perdió su pierna izquierda debido a una bala de cañon. Fue necesario a partir de esa fecha el uso de una prótesis.




"Ese personaje (Antonio López de Santa Anna) es, en política, un cadáver que nadie es capaz de reanimar


 
Gral. Antonio López de Santa Anna



Mi querido Santa (Pedro Santacilia) :

No recibí carta de usted en este último correo. Aunque Mr. Web no está en Franklin sino en San Antonio Béjar, el encargado del correo abría sus cartas y entregaba las que venían para mí. Tal vez ahora el dependiente o encargado no le ocurrió abrir las cartas de Web y por eso no entregó las mías, o que realmente no hayan llegado a Franklin las de usted; por el próximo correo las espero. Por fortuna Feli y Chole me escribieron de Washington con fecha 17 de mayo y tanto ellos como Romero me dicen que ustedes seguían sin novedad.

Bueno será que en lo sucesivo me mande usted sus cartas o con el sobre para mí directamente o bajo la cubierta de Lerdo poniendo una X en cualquiera parte del sobre, para que sepa yo que allí viene la mía y pueda abrirla en caso de que por cualquier motivo no estuviere don Sebastián a la hora que llegue la correspondencia.

Aquí seguimos sin novedad. Ya en mi carta del día 18 avisé a usted mi llegada a ésta sin novedad. Por fin se verificó el baile que se me dedicó, en la noche del martes 19. Estuvo muy concurrido y animado, habiendo concluido hasta las siete de la mañana del día 20. El domingo inmediato habrá otro por el cumpleaños del gobernador Terrazas.

Hasta ayer se me presentó Guerra, el comisionado de Riva Palacio; me entregó el cajoncito que ustedes le dieron; todo lo que contenía el cajoncito llegó bien. Ya hago a Margarita una relación de lo que recibí. Mucho agradezco a usted el papel y las plumas que tanto se escasean por este rumbo de la calidad que usted me mandó.

He visto en los periódicos todo lo que se dice de la llegada a ésa de don Antonio López de Santa Anna. Espero saber el recibimiento que haya tenido en el Instituto de Cooper. Sin embargo, cualesquiera que sean los esfuerzos que hagan sus parciales para hacerlo aceptable a la actual sociedad mexicana, no lo conseguirán. Ese personaje es, en política, un cadáver que nadie es capaz de reanimar.

Memorias a los amigos y a la familia y muchos cariños a María.

Suyo afectísimo padre y amigo.

Benito Juárez

Ésta va por conducto de Romero. Un impreso y unos cuantos renglones irán directamente.



Fuente : “Benito Juárez. Documentos, Discursos y Correspondencia” de Jorge L. Tamayo.