París, Mayo 4 de 1911.
Sr. Presidente
Gral. D. Porfirio Díaz
México
Mi respetado Señor y fino amigo:
Con la presente remito a ud. mi renuncia, para ser presentada junto
con la de ud. como me lo induce a mi salida de esa capital. No la había remitido
antes, porque dos días después de llegar aquí me atacó la gripa y , con la
calentura he estado en la cama.
Ya he comunicado a ud. diversas veces cuál es mi opinión sobre este
asunto y parece pueril que insista en querer hacer escuchar mi desautorizada voz;
pero el caso es tan grave y las circunstancias son tan solemnes para la Nación
que, le ruego me dispense si, por última vez, le manifiesto que no creo que
nuestra separación de los puestos que ocupamos sea el remedio que reclaman los
males que afligen a la República.
Aparte de la significación que tiene la presentación de nuestras
renuncias, exigidas por el enemigo armado, enemigo constitucionalmente y a
iniciativa del Gobierno declarado fuera de la ley y que lejos de ceder ante las
concesiones que se le hacen, se envalentona y crece, hay que considerar que la
separación de ud. presenta una perspectiva de anarquía que hará más eminente el
peligro del Norte. En ningún caso los Madero podrán dominar la revuelta, porque
su influencia no alcanzará sino a una pequeña parte de los grupos rebeldes, y
aún contra la voluntad de dichos señores, seguirá existiendo el motivo que se invoca
para la intervención.
Este peligro, el verdadero y grande peligro, no creo que pueda conjurarse
sino de dos maneras: o destruyendo los principales focos de la revuelta por
medio de una acción militar rápida y eficaz, ó por la actitud del Congreso de
los Estados Unidos que, por un sentimiento de alta justificación, se oponga a
los designios del Departamento de Estado.
Sin embargo, de todo lo dicho, si ud. cree necesaria y patriótica su separación,
después de ella no quiero yo ninguna investidura oficial, ningún puesto
público, por elevados que sean, y por eso, a pesar de mis opiniones, le envío a
ud. mi renuncia para que sea presentada y aceptada a la vez que la de ud. según
convenimos.
En este caso, tan grave para el país, estoy seguro de que hará ud. lo
más conveniente, inspirado por su reconocido talento y su inquebrantable
patriotismo.
Sabe ud., Señor, que soy siempre su adicto amigo y atento y S.S.
Ramón Corral
Fuente :"Triunfo de la Revolución Maderista. Del Plan de San Luis a la renuncia de Porfirio Díaz"- Comisión Nacional para las Celebraciones del 175 aniversario de la Independencia y 75 aniversario de la Revolución Mexicana
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