Cuartel General de la Hacienda de Burras, 28 de septiembre
de 1810
Sr. D. Juan Antonio Riaño.
El numeroso ejército que comando me eligió por capitán
general y protector de la nación en los campos de Celaya. La misma ciudad a
presencia de cincuenta mil hombres ratificó esta elección que han hecho todos
los lugares por donde he pasado, lo que dará a conocer a Vuestra Señoría que
estoy legítimamente autorizado por mi Nación para los proyectos benéficos que
me han parecido necesarios a su favor.
Estos son igualmente útiles y favorables a los americanos y
a los europeos, que se han hecho ánimo de residir en este reino, y se reducen a
proclamar la independencia y libertad de la Nación. Por consiguiente yo no veo
a los europeos como enemigos, sino solamente como un obstáculo que embaraza el
buen éxito de nuestra empresa. Vuestra Señoría se servirá manifestar estas
ideas a los europeos que se han reunido en esa alhóndiga para que resuelvan si
se declaran por enemigos o convienen en quedar en calidad de prisioneros
recibiendo un trato humano y benigno, como lo están experimentado los que
traemos en nuestra compañía, hasta que se consiga la insinuada libertad e
independencia, en cuyo caso entrarán en la clase de ciudadanos, quedando con
derecho a que se les restituyan los bienes de que ahora, por las exigencias de
la nación, nos servimos.
Si, por el contrario, no accedieran a esta solicitud,
aplicaré todas las fuerzas y ardides para destruirlos, sin que les quede
esperanza de cuartel.
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años, como desea su
atento servidor.
Miguel Hidalgo y Costilla, capitán general de América.
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